Cinco riesgos en una empresa para una aseguradora

¿Cuáles son los principales tipos de riesgos en una empresa de cara a los próximos tres años que deben conocer las aseguradoras para adaptar sus productos?

Las aseguradoras deben conocer los riesgos emergentes en una empresa

A lo largo de este año muchas organizaciones se han visto afectadas por una “tormenta perfecta” de riesgos empresariales. Esa concatenación de amenazas ha llevado a muchos negocios a replantearse su análisis de riesgos y la manera de afrontarlos, asumiéndolos como crisis sistémicas cuyas consecuencias afectan varias áreas de la empresa. Las aseguradoras tienen que mantenerse al tanto de los principales tipos de riesgos empresariales emergentes para rediseñar sus productos y responder a las necesidades de los tiempos que corren.

Los principales riesgos empresariales en los próximos tres años

El Instituto de Auditores Internos (IIA) entrevistó a directores ejecutivos y analistas de riesgos de empresas de 15 países europeos, entre ellos España, para explorar las amenazas que afrontan las organizaciones en la actualidad y en el futuro cercano. Su informe “Risk in Focus 2023” reveló que los riesgos en una empresa más preocupantes de cara a los próximos tres años son:

1. Ciberseguridad y seguridad de los datos

Una violación de datos importante no solo afecta la reputación de la empresa y la confianza de sus clientes, sino que también interrumpe su funcionamiento, de manera que suele suponer un daño económico cuantioso. Por desgracia, ese tipo de situaciones son cada vez más comunes, razón por la cual los ciberataques y la seguridad de los datos siguen siendo la principal preocupación y riesgo en una empresa.

Solo en 2022, los ataques de ransomware aumentaron en un 80 %. El coste medio para recuperar los datos robados que tuvieron que pagar las empresas se disparó de 170 000 a 812 360 dólares por ataque. También es particularmente preocupante el incremento de killware; o sea, ataques a infraestructuras críticas, desde instituciones bancarias hasta redes eléctricas o cadenas de suministros de alimentos y productos básicos.

Eso significa que en los próximos años la demanda de ciberseguros crecerá exponencialmente, de manera que las aseguradoras deben clarificar la cobertura silenciosa y diseñar productos más específicos que cubran los principales riesgos empresariales a los que se enfrentan sus clientes.

2. Atraer y retener el talento

La gestión del talento puede aportar una ventaja competitiva, de manera que para muchos negocios se está convirtiendo en una de sus prioridades y, al mismo tiempo, uno de sus principales desafíos. La creciente digitalización, el aumento de los costos operativos y el hecho de que cada vez más empleados valoren los beneficios sociales de un puesto de trabajo están añadiendo presión sobre las empresas.

Atraer y retener el talento, en especial personal especializado en TI, está siendo cada vez más difícil, de manera que muchas empresas están asumiendo modelos de trabajo híbrido que faciliten la conciliación y reduzcan costes. También están inmersas en un proceso de transformación de su cultura organizacional para que esté en sintonía con las metas y valores de una nueva generación de profesionales.

Esa mayor preocupación por el bienestar de los empleados ha aumentado la contratación de seguros de vida y salud, dos de los beneficios que más valoran los trabajadores. Por consiguiente, las aseguradoras deben tener en cuenta los cambios que se están produciendo en las empresas y los nuevos riesgos a los que se enfrentan para actualizar sus productos aportando un valor añadido.

3. Cambio climático y sostenibilidad medioambiental

El cambio climático es una preocupación importante para las empresas desde hace tiempo, pero en los últimos años se ha convertido en una prioridad. A medida que se comienzan a percibir sus efectos y su carácter impredecible, las organizaciones intentan protegerse de sus riesgos.

Por esa razón, un mayor número de empresas están asignando ingentes recursos y esfuerzos a la sostenibilidad ambiental, comprometiéndose a reducir su huella de carbono y realizar inversiones ecosostenibles, entre otras medidas. De hecho, cada vez más negocios están incorporando los criterios ESG para promover la buena gobernanza y transparencia en materia medioambiental.

La gestión de este tipo de riesgo empresarial demanda medidas de prevención más específicas y procesos de control optimizados, así como seguros más amplios o incluso paramétricos que no sólo prevean los daños materiales en caso de fenómenos atmosféricos sino también la cobertura de pérdida de explotación.

4. Disrupción digital, nuevas tecnologías e Inteligencia Artificial

Prácticamente en todas las industrias han surgido nuevos modelos de negocio digitales que están suponiendo una disrupción en la forma tradicional de operar. Sin embargo, los sistemas heredados y la fragmentación del panorama de datos siguen siendo obstáculos importantes para la digitalización de muchas organizaciones, que están perdiendo cuota de mercado ante las empresas nativas digitales.

La aplicación de tecnologías como el Big Data o la Inteligencia Artificial suponen una ventaja competitiva innegable, pero también entrañan amenazas que las empresas deben gestionar. Las aseguradoras tienen la oportunidad de valorar estos riesgos empresariales y convertirse en socios estratégicos de muchas de esas empresas creando ecosistemas digitales que les aporten valor y proporcionen mayor seguridad.

5. Cambios en las leyes y regulaciones

La pandemia obligó a muchas empresas a reajustar continuamente su actividad para cumplir con un panorama cambiante de restricciones. En la actualidad, la guerra en Ucrania, las sanciones a Rusia y los cambios en la política fiscal del Banco Central Europeo están generando nuevos riesgos empresariales. Las organizaciones tienen que mantener actualizados sus análisis de riesgos, mapeando continuamente los cambios en las leyes y regulaciones para adaptar su funcionamiento y fuentes de financiación.

Debido a la escala y complejidad de esos cambios legislativos, su impacto no se limita a una o dos áreas del negocio, sino que influyen en gran parte de la organización. Como resultado, a las empresas que no estén familiarizadas con los ejercicios globales de gestión de crisis les resultará difícil afrontar esos riesgos con agilidad ya que tienen poco control sobre sus causas. En ese escenario tan cambiante, las aseguradoras pueden volver a jugar un papel protagónico, como hicieron en medio de la pandemia, aportando una dosis de estabilidad al sector empresarial.