¿Qué es un siniestro en seguros y qué tipos existen? Las principales clasificaciones de siniestros que se aplican en el sector asegurador.
El siniestro es uno de los conceptos más importantes en los contratos de seguro ya que es decisivo a la hora de determinar si el asegurado tiene derecho a recibir la prestación o indemnización. Conocer la siniestralidad también es fundamental para las aseguradoras puesto que les permite calcular adecuadamente las tarifas y estimar la provisión de prestaciones para hacer frente a los riesgos.
Índice
¿Qué es un siniestro en seguros?
Los siniestros son fenómenos adversos individuales cuya ocurrencia no se puede prever con precisión. Suele tratarse de accidentes, averías, roturas y otro tipo de infortunios en los que no media la premeditación ni la voluntariedad, sino que responden a una causa natural o azarosa. Dichos siniestros provocan daños a las personas, los bienes o los intereses económicos de las empresas.
Sin embargo, el concepto de siniestro en seguros varía ligeramente ya que se entiende como la ocurrencia de uno de los riesgos asegurados. Es un acontecimiento perjudicial que produce los daños garantizados en la póliza. Como resultado, la aseguradora está en la obligación de indemnizar esos daños al asegurado o sus beneficiarios, dentro de los límites y las exclusiones pactadas en el contrato.
Por consiguiente, para entender qué es un siniestro en seguros hay que considerar tres aspectos clave:
- La existencia de un contrato de seguro que prevea los diferentes sucesos negativos.
- Ocurrencia de alguno de los hechos cuyo riesgo está contemplado en el contrato de seguro.
- Existencia de un daño al interés económico del asegurado como resultado de ese evento.
Los tipos de siniestros en seguros
Los siniestros en seguros se clasifican atendiendo a diferentes factores. Una primera clasificación se refiere al sujeto que afecta:
- Vida o personal. Este tipo de siniestro engloba todas las contingencias relacionadas con la salud de las personas o incluso su fallecimiento, incluyendo los accidentes o las bajas laborales.
- Material y físico. Incluye aquellos sucesos que han provocado daños materiales a un bien físico, ya sean reparables o no. Tal es el caso de los daños que sufre un coche en un accidente, la pérdida de mercancías o un incendio en el hogar.
- Las compañías aseguradoras también extienden su actividad al sector empresarial y financiero, de manera que cubren los siniestros que se producen en estos ámbitos, desde las pérdidas en el mercado bursátil hasta los impagos de clientes.
Clasificación de un siniestro según probabilidad
No obstante, los siniestros en seguros también se pueden clasificar teniendo en cuenta su probabilidad de ocurrencia:
- Siniestro ordinario. Son eventos derivados de los riesgos “normales”, por lo que son más comunes. Tal es el caso de los accidentes de coche, las fugas de agua en el hogar o la pérdida del equipaje.
- Siniestro extraordinario. También denominados catastróficos por la magnitud de los daños que suelen causar, son aquellos acontecimientos cuya probabilidad de que se produzcan es remota y excepcional, como fenómenos atmosféricos de gran intensidad, movimientos sísmicos o revoluciones militares. Una de las características de estos eventos es la acumulación considerable de siniestros individuales, los cuales suponen grandes daños y, por tanto, indemnizaciones cuantiosas. Por esa razón, generalmente este tipo de siniestros quedan fuera de las coberturas de las pólizas convencionales y se encarga de ellos el Consorcio de Compensación de Seguros.
Clasificación de siniestros según los daños
Por último, existe otra clasificación de siniestros en seguros que hace referencia específicamente a la intensidad de los daños sufridos:
- Siniestro parcial. Tiene lugar cuando el siniestro ha causado una serie de daños en el bien asegurado, pero estos no implican su destrucción total, de manera que se puede reparar.
- Siniestro total. Se produce cuando el siniestro provoca una afectación total del bien. No obstante, en muchos casos también se hace referencia a un siniestro total cuando el coste de reparación excede el valor actual del bien. Una situación relativamente común en los accidentes de coche o moto. De esta manera se evita un enriquecimiento injusto del asegurado ya que la reparación del bien superaría el valor venal del mismo.
La notificación y tramitación de los siniestros en seguros
Cuando ocurre un siniestro previsto en la póliza, el asegurado está en la obligación de comunicarlo a su compañía aseguradora en un plazo de 7 días, para abrir el expediente correspondiente, según indica la Ley de Contrato de Seguro. La aseguradora tendrá hasta 40 días desde que se le notifica el siniestro para pagar el importe mínimo.
No obstante, si el daño no está contemplado en las coberturas de la póliza o ha sido provocado con intencionalidad y se demuestra la mala fe del asegurado o tomador del seguro, la aseguradora no estará obligada a hacerse cargo de la reparación, sustitución o indemnización. Para cerciorarse de que se trata de un siniestro real, las entidades aseguradoras suelen realizar un peritaje. Este sirve para deslindar responsabilidades y evaluar la magnitud de los daños.
De hecho, es importante considerar que los siniestros son hechos aislados que no tienen carácter acumulativo. Si un asegurado sufre dos accidentes de moto, tendrá que declarar ambos siniestros a su compañía de seguros. No puede combinarlos en un solo parte pues si la póliza prevé una franquicia, por ejemplo, esta se aplica a cada siniestro.
En cualquier caso, la póliza de seguro estipula el alcance de las coberturas y la indemnización, de manera que la aseguradora podría hacerse cargo de la totalidad del importe de los daños o cubrir solo hasta cierto importe.