¿Qué son los criterios ESG y por qué son tan importantes? Las 5 claves para aplicar los criterios ESG en las empresas de manera eficaz.
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El gobierno corporativo de las empresas de todo el mundo está experimentando cambios importantes. Los criterios ESG están permeando desde los temas que abordan hasta las decisiones que toman y las prioridades que establecen. La preocupación por las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno corporativo está cambiando el rumbo de las empresas, ayudándoles a crear valor a largo plazo, atraer nuevos clientes, optimizar la gestión de sus inversiones y activos, así como reducir las intervenciones regulatorias, lo cual se traduce en un crecimiento empresarial sostenible, según un informe de McKinsey.
¿Qué son los criterios ESG?
Las siglas ESG hacen referencia a Enviromental, Social and Governance, los tres factores que hacen que una compañía sea sostenible a lo largo del tiempo gracias a su compromiso ambiental, social y de buen gobierno, sin descuidar los aspectos financieros.
Su origen se remonta a una iniciativa llevada a cabo por la ONU en 2005 dirigida a buscar mejores alternativas para incluir dichos indicadores en los mercados de capital. No obstante, su antecedente directo es la Inversión Socialmente Responsable (ISR), aunque los criterios ESG van mucho más allá ya que implican un enfoque holístico de todos los procesos de la compañía y su alcance trasciende al negocio.
Los criterios ESG no solo incluyen los factores ambientales sino también temas sociales como las prácticas laborales de la empresa, la salud de los empleados o la seguridad de la información, sin olvidar los asuntos de gobierno corporativo como la diversidad del Consejo de Administración, la remuneración de los ejecutivos, la ética empresarial y la transparencia fiscal.
¿Cómo aplicar los criterios ESG en empresas?
1. Conformar y gestionar el Consejo de Administración
El éxito en la aplicación de los criterios ESG en las empresas depende en gran medida del Consejo de Administración, por lo que es fundamental prestar atención a su composición, competencias, planificación y remuneración. Las compañías deben conformar órganos administrativos que posean las competencias mínimas en cuestiones sociales y ambientales, así como garantizar su diversidad en términos de edad, género, cultura o experiencia.
En la gestión del Consejo de Administración es vital programar espacios formales para discutir, supervisar y aprobar todos aquellos asuntos relacionados con los criterios ESG. Hay que asegurarse además de que la estructura interna de dicho órgano fomente el desarrollo de responsabilidades bien delimitadas y que las retribuciones de los ejecutivos estén asociadas a la consecución de objetivos ESG por parte de la empresa.
2. Nombrar y supervisar a los directivos
Para traducir los criterios ESG en acciones concretas hay que implicar a toda la empresa, sobre todo a los ejecutivos y la alta dirección, los principales responsables de liderar la implantación de las estrategias, gestionar el día a día, abordar los desafíos prácticos y rendir cuentas al Consejo de Administración.
También se recomienda incorporar las métricas ambientales, sociales y de gobierno corporativo en los planes de compensación a corto y a largo plazo de los ejecutivos. Los Consejos de Administración deben diseñar esquemas retributivos vinculados al cumplimiento de los criterios ESG para evitar recompensar resultados desfavorables. Obviamente, es imprescindible dar seguimiento al desempeño de la ejecutiva mediante procesos de evaluación sistemáticos que permitan aplicar las medidas correctivas necesarias.
3. Determinar la estrategia corporativa a seguir
Para aumentar el valor de la empresa hay que contar con un plan estratégico que aproveche las oportunidades del mercado y genere resultados a corto, medio y largo plazo, teniendo presente que las perspectivas a largo plazo facilitan la integración de los aspectos no financieros en la administración, lo cual permite abordar mejor los retos y oportunidades ESG.
La empresa debe identificar los grupos de interés clave, desde los accionistas hasta los reguladores, clientes, empleados u organizaciones sectoriales, para integrar sus principales demandas en la estrategia de negocio, así como delimitar los criterios ESG estratégicos y aquellas cuestiones no financieras esenciales que debe abordar directamente el máximo órgano de gobierno.
Con esa información, la organización puede definir una serie de objetivos medibles y concretos de índole cualitativa y cuantitativa que establezcan un horizonte común, claro y convincente. Para alcanzar esas metas, es conveniente establecer una serie de códigos internos de conducta y aprobar políticas que guíen los procesos corporativos en los ámbitos social, ambiental y de gobierno.
4. Optimizar la estrategia de comunicación
Los grupos de interés demandan cada vez más información para formarse una imagen de la compañía y valorar su estado actual. Por esa razón, una de las claves del buen gobierno corporativo es la transparencia.
Los criterios ESG implican mantener informados a los grupos de interés sobre las situaciones que afectan a los resultados de la empresa y su evolución. Los Consejos de Administración actuales no solo deben rendir cuentas a los accionistas, también deben responder ante otras partes interesadas aportando información más allá de los aspectos meramente financieros.
Las empresas deben diseñar una política general de comunicación de la información enfocada en el mercado, los inversores y otros grupos de interés que contribuya a maximizar la difusión de esos datos y mejorar su calidad. Deben realizar un reporting periódico y mantener un diálogo activo con los diferentes actores para fomentar su participación y ganarse su confianza.
5. Dar seguimiento a la gestión empresarial
Para aplicar un modelo de gestión integral de la ESG, el Consejo de Administración debe supervisar las métricas clave en materia de sostenibilidad que permitan dar seguimiento a la estrategia y los objetivos, además de vigilar el funcionamiento de la empresa en términos de rentabilidad, eficiencia y potencial de desarrollo.
Los directivos deben mantenerse atentos a los posibles riesgos a los que se expone la compañía, incluyendo aquellos no financieros, así como aprobar una política para su control y gestión, asegurándose de que se implemente de manera adecuada. También es necesario que sean capaces de identificar las grandes tendencias en materia ESG para descubrir las oportunidades que se puedan aprovechar y reducir la exposición a los riesgos emergentes.