Test de idoneidad (MiFID)

El test MiFID se amplía: los asesores financieros deben comprobar las preferencias de sus clientes en materia de inversión sostenible.

Los clientes deben expresar sus preferencias en materia de inversión sostenible

Hace poco entró en vigor la nueva normativa sobre las preferencias de sostenibilidad de los productos financieros, como los IBIPs. Enmarcada en la precedente directiva de la Unión Europea sobre los mercados de instrumentos financieros, conocida como MiFID II, implica la obligación de conocer las preferencias de los clientes en materia de inversión sostenible, generalmente en el momento de realizar el test de idoneidad o conveniencia. Su principal objetivo es facilitar el flujo de capital de los inversores privados hacia proyectos y empresas sostenibles, así como brindar información más transparente y productos en sintonía con los valores de los clientes.

¿Qué es el test MiFID de conveniencia e idoneidad?

El test MiFID se realiza a todos los clientes que quieran realizar una inversión para conocer su perfil como inversor. Las entidades financieras y aseguradoras deben determinar tanto los objetivos de inversión como la situación financiera del cliente e incluso sus conocimientos sobre el mercado para poder ofrecerles un asesoramiento más personalizado y productos que se adapten a su perfil.

El test MiFID se encuentra regulado por la directiva de la Unión Europea “Market in Financial Instruments Directive, la cual supervisa los instrumentos y productos financieros con el objetivo de proteger a los pequeños inversores y facilitarles información más transparente antes de contratar un producto para ayudarlos a tomar mejores decisiones, sopesar los riesgos a los que se exponen y conocer los gastos y comisiones que tendrán que pagar.

El test de idoneidad, en particular, está diseñado para conocer el perfil de riesgo del cliente, de manera que el agente financiero o de seguros pueda ofrecerle un asesoramiento más personalizado. Es un test específico que recoge información sobre la situación financiera del cliente, sus objetivos de inversión, así como sus conocimientos sobre el mercado financiero y la experiencia a la hora de invertir. Sus resultados permiten conocer el grado de aversión al riesgo para determinar cuáles son los productos de inversión adecuados.

En cambio, el test de conveniencia es para valorar si el cliente posee los conocimientos y la experiencia necesarios para entender los riesgos y las condiciones del producto o servicio que ha solicitado. Está diseñado para proteger a los pequeños inversores que no disponen de una amplia formación o experiencia sobre los mercados financieros. Se enfoca en aspectos como la formación sobre el funcionamiento del mercado del cliente, la actividad profesional que desempeña o si ha contratado algún producto financiero complejo en los últimos tres años.

Evaluar las preferencias de los clientes en materia de inversión sostenible

En las últimas décadas ha aumentado la conciencia medioambiental, de manera que los consumidores están demandando empresas más comprometidas con el cuidado del medioambiente que tomen medidas para reducir su huella de carbono. Ese compromiso medioambiental también se está extendiendo a las inversiones, por lo que es comprensible que las entidades financieras y aseguradoras deban adaptar sus sistemas y procesos para identificar las preferencias de sus clientes en materia de sostenibilidad.

La preferencia de sostenibilidad se refiere a la decisión de incluir o no en la inversión los aspectos medioambientales, sociales o una combinación de ambos con el buen gobierno. Las inversiones medioambientalmente sostenibles, por ejemplo, contribuyen a mitigar el cambio climático, proteger los ecosistemas, restaurar la biodiversidad, fomentar la economía circular o prevenir la contaminación. De hecho, uno de los objetivos que persigue el Reglamento (UE) 2019/2088 es canalizar más inversiones hacia activos sostenibles para avanzar hacia una economía europea más ecológica.

Dicha regulación indica que las entidades deben integrar las preferencias de sostenibilidad de sus clientes con aquellas de índole financiera en el proceso de evaluación de idoneidad cuando realizan labores de asesoramiento en materia de inversión o gestión de carteras. Esa información permitirá a los agentes realizar una venta asesorada y recomendar instrumentos financieros que respondan a los objetivos de inversión del cliente y su perfil.

Cabe aclarar que las preferencias de sostenibilidad se deben evaluar tanto para los nuevos clientes como para los existentes. Las entidades financieras y aseguradoras tienen tres opciones:

  1. Alinearse con la taxonomía de la Unión Europea, un sistema de clasificación que permite identificar las actividades económicas ambientalmente sostenibles.
  2. Utilizar un porcentaje en inversiones sostenibles según el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles, el cual proporciona más transparencia sobre el grado en que los productos financieros presentan características medioambientales y/o sociales, se destinan a inversiones sostenibles o persiguen objetivos sostenibles.
  3. Consideración cuantitativa o cualitativa de los Principales Impactos Adversos, un conjunto de indicadores detallados en el informe de los Criterios de Revisión Técnica asociados al Reglamento de Divulgación de las Finanzas Sostenibles que permiten evaluar los impactos adversos de las empresas sobre la sostenibilidad.

Una herramienta clave a disposición de los asesores para que puedan filtrar y elegir los productos de inversión adecuados según las preferencias de sus clientes es la Plantilla Europea ESG (EET). En la misma se reúnen todos los datos ESG útiles y necesarios para que los distribuidores puedan tener en cuenta y adaptarse a los requisitos normativos.