La temperatura de la Tierra ha aumentado 1,1 °C desde finales del siglo XIX, esta última década ha sido la más cálida de la que se tienen registros y la concentración de gases de efecto invernadero se encuentra en su nivel más alto en 2 millones de años, según las Naciones Unidas. Para evitar un desastre climático mayor, el Acuerdo de París marcó una hoja de ruta que prevé alcanzar la neutralidad climática en 2050.
La responsabilidad corporativa del sector asegurador es clave para alcanzar ese objetivo ya que su actividad financiera no se limita al aseguramiento, sino que se extiende a la inversión y gestión de activos, de manera que puede apoyar e impulsar proyectos que contribuyan a la descarbonización de la economía para facilitar la transición energética.
¿Cómo puede contribuir el sector asegurador a la transición energética?
1. Fijar objetivos internos de transición energética
La publicación de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en el BOE ha sentado las bases para cumplir los compromisos internacionales de España en materia de sostenibilidad ambiental. Dicha ley determina que todos los sectores deben contribuir a la descarbonización de la economía y la neutralidad de las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050.
Por consiguiente, las aseguradoras y corredurías deben establecer objetivos a medio plazo que les permitan reducir su huella de carbono. De hecho, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética también prevé la elaboración de un informe anual en el que las entidades evalúen el impacto de su negocio sobre los riesgos asociados al cambio climático.
Un buen punto de partida consiste en registrar la huella de carbono para conocer el impacto real de la actividad aseguradora y buscar estrategias que permitan reducirla, como elegir fuentes de energías renovables en las oficinas, contar con proveedores locales o incluir el reciclaje como una práctica obligatoria para los empleados. Por supuesto, es necesario integrar en la toma de decisiones de la aseguradora las cuestiones medioambientales, sociales y de gobernanza relevantes para el negocio de seguros y desarrollar soluciones que permitan gestionar adecuadamente el riesgo.
2. Potenciar la experiencia colectiva del sector
El sector asegurador es consciente de la importancia de implementar políticas de responsabilidad social corporativa y sostenibilidad. Por eso, la mayoría de las entidades aseguradoras y corredurías cuentan con un código ético especialmente diseñado para optimizar la responsabilidad social corporativa que incluye programas de sostenibilidad y respeto al medio ambiente, además de acciones sociales con un gran impacto.
Ahora las aseguradoras pueden dar un paso más y aprovechar su experiencia colectiva para comprender, comunicar y actuar mejor sobre los riesgos asociados con el cambio climático. Por ejemplo, las entidades de seguros pueden colaborar con clientes, proveedores y mediadores para crear conciencia en materia de sostenibilidad ambiental, así como con los entes de gobierno y reguladores para promover medidas más amplias a nivel social que faciliten la transición energética.
3. Aplicar criterios de sostenibilidad para suscribir pólizas
Para lograr la neutralidad climática en 2050 hay que reducir la producción y el consumo de combustibles fósiles aproximadamente un 6 % anual entre 2020 y 2030. Para respaldar esa transición, las empresas necesitan el apoyo de las entidades bancarias y aseguradoras, de manera que, si estas alinean su negocio con los objetivos de transición energética, las organizaciones no tendrán más opción que adaptar su actividad y sumarse a la descarbonización.
En este sentido, ya existen aseguradoras que se han comprometido a reducir su exposición al carbón y los combustibles fósiles. De hecho, a finales de 2020 un total de 23 compañías del sector asegurador habían restringido sus actividades financieras relacionadas con el carbón. Algunas han ido un paso más allá poniendo en marcha políticas de exclusión en base a las cuales dejarán de ofrecer sus pólizas a los negocios más contaminantes o que estén vinculados de alguna manera con el sector del carbón.
Otras han asumido una postura más prudente limitando las coberturas que ofrecen a las empresas cuya actividad impacte de manera negativa en el medioambiente. Como contraparte, establecen unos criterios de suscripción que priorizan a las empresas sostenibles que tengan una política de responsabilidad social corporativa comprometida con el cuidado del medioambiente y el desarrollo social.
Los riesgos intrínsecos a la transición energética para las aseguradoras
Más allá de los riesgos climáticos que ya cubren las aseguradoras, este sector debe estar preparado para enfrentar los nuevos desafíos que acarrea la transición energética. La Ley de Cambio Climático y Transición Energética y otras medidas similares tendrán un gran impacto en los sectores basados en los combustibles fósiles, por lo que existe un riesgo real de que algunas empresas no logren adaptarse a los nuevos requisitos legales para descarbonizar la economía.
La pérdida de valor de esas empresas podría representar una amenaza importante para las aseguradoras que mantengan vínculos financieros estrechos con ellas. Asimismo, el sector asegurador debe prever el impacto que tendrá en su volumen de negocio la reducción de ingresos por primas de pólizas en sectores contaminantes como los combustibles fósiles.
Por último, hay que tener en cuenta las consecuencias de las reclamaciones de las partes perjudicadas por el cambio climático que pretendan recibir una compensación económica de las empresas u organizaciones responsables de esos daños. En esos casos, es previsible que los demandados intenten transferir esos costes a las aseguradoras mediante contratos de seguros de responsabilidad civil corporativa o medioambiental.